domingo, 13 de julio de 2008

Audiolibros.

España no siempre está a la cola de todos los ránkings... positivos; sino que a veces hasta somos de los primeros en algo, como ocurre respecto al mercado editorial: nuestro país se sitúa en el top 10 de publicación de libros. Planeta, Espasa, Plaza & Janés, Ediciones B, Salamandra... todas ellas son editoriales autóctonas que llenan nuestras librerías (y también las de fuera) de miles y miles de ejemplares y facturan millones y millones de euros. Sin embargo, como no todo podía ser perfecto, hay un capítulo de la producción libraria española que todavía nos queda pendiente. Y bastante pendiente: los audiolibros.

Yo no había caído en ello hasta que vine al Reino Unido y ví la gran cantidad de audiolibros que se venden en las tiendas. La palabra "audiolibro" o "audiobook" me sonaba completamente desconocida antes de llegar aquí. Tenía una vaga idea de qué sería y para qué serviría, digamos, "El Señor de los Anillos" en edición CD. De hecho, al principio pensaba que era algo exclusivo para niños y que solo se hacía con los libros infantiles.

Pero no. Resulta que al llegar aquí me he dado cuenta que, probablemente, el principal objetivo -aunque no único- de los audiolibros es que esa misma ficción que se vende todos los días en las tiendas (o que se presta en las bibliotecas) y de la que disfrutamos la mayoría de la gente, es, simplemente, conseguir que llegue a las personas ciegas o con graves problemas de visibilidad. Tal y como nos llega a nosotros; con la misma facilidad. Desde luego cuesta mucho menos dinero y esfuerzo que hacer un libro en braille y no necesita que su público sepa interpretarlo. Es sencillo y práctico, y además multiusos: apto para niños y fans.

Así que, a ver si nos espabilamos un poquito nosotros, e intentamos mejorar el ránking.

1 comentario:

ennombredelarosa dijo...

Pues que cunda el ejemplo, pero en la Casa del Libro de Madrid ya he visto muchos títulos publicados como audio-libros, lo que pasa que todavía no son suficientes. Supongo.