Estaba levantándome felizmente de la siesta, cuando se me ocurrió encender la caja tonta para espabilarme con uno de estos programas tediosos de la tarde, como de costumbre. Y es que, las tertulias frívolas y estúpidas del "Tal cual lo contamos" van genial de sonido ambiente mientras uno se viste, pega sellos, escribe un sms o apunta notas en un post-it. No tienen desperdicio, en serio. Es la mejor manera de tener compañía mientras haces algo que no requiere demasiado esfuerzo intelectual (otro día le dedicaré una entrada entera a Telecinco).
Bueno, el caso es que estaba en la dificil tarea de regresar de los brazos de Morfeo al mundo real, cuando algo de lo que decían me llamó tanto la atención que no pude evitar poner la oreja:
Resulta que en un apartado especial de "Tal cual" que supongo que deben tener dedicado a cómoahorrardineroentiemposdecrisis se les ocurrió emitir un reportaje donde se explicaba la genial idea que había tenido un matrimonio para ahorrarse unas perras en la comunión de su hijo: Celebrar el banquete en su propia casa.
Es en esos momentos cuando uno se pregunta "guau... ¡qué tíos!, ¿cómo deben haber metido unas 50 personas, mínimo, en un piso?". Pero no. Inocente de mí, da la casualidad que la familia ésta tenía una bonita casa en la sierra de Madrid. Qué digo casa, un chalet como Dios manda, con su jardincito y todo. Qué guay, qué bucólico... los niños jugando en mitad del campo bajo el hermoso sol primaveral de mayo.
Claro, ahí sí que caben 50 personas; puede que hasta 51.
Pero lo mejor de todo fue cuando llegaron a la parte de "¿y saben qué?, los Sres. X no han necesitado comprar ningún mueble para el jardín porque todo se lo han prestado los abuelos". Me pregunto si por "todo lo que les han prestado los abuelos" se incluirán también la más de una y de dos tumbonas y hamacas que se veían en el vídeo, así como la grandísima colección de mesas, mesillas y sillas de mimbre que estaban por todas partes para regocijo de los invitados. Desde luego, es que 300 euros de pensión hacen maravillas, oye.
Vaya, que todavía no he conseguido recuperarme de la emoción de haber visto como una familia obrera del extrarradio madrileño consigue hacer feliz a su hijo en el día más importante de su vida a pesar de la hipoteca, las deudas, el paro y la crisis.
2 comentarios:
Y yo que pensaba que esas huachafadas sólo se veían aquí en mi país...
Pues ya ves que no. O esto pasa en todas partes (consuelo de tontos) o... entonces debe ser la herencia española que os hemos dejado.
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