Estando en Escocia le cogí el gusto a una costumbre muy británica: Tomar el té con leche y miel; así que el otro día, para desayunar, decidí preparme una taza de mi gran "descubrimiento". Pues bien, supongo que siguiendo una relación de ideas me puse a pensar en una de las grandes diferencias culturales que existen entre los británicos y nosotros, aparte de las moquetas, la costumbre de abrigarse poco, los litros de cerveza en vena y la obsesión por los productos ecológicos y dietéticos. Se trata que ni más ni menos que de la leche fresca. Porque... ¿alguien puede explicarme qué tienen contra la leche pasteurizada, a la que por cierto simplemente llaman long lasting (de larga duración)?
Hagamos un repaso histórico para memorias jóvenes como la mía: Yo recuerdo que cuando era una cría (debía tener menos de diez años, seguro) hubo una temporada en la que no hacía más que repetirse por la televisión un anuncio sobre los beneficios de beber leche pasteurizada. Aunque no estoy segura de ello creo que era un anuncio institucional, algo así como el "Póntelo, pónselo" de los condones; un anuncio de un estilo muy propio de los gobiernos socialistas. Lo que mejor recuerdo de dicho anuncio es precisamente el mensaje: para no coger enfermedades terribles y tener buena salud, usted ha de beber siempre leche pasteurizada. Y caló, porque a partir de ese momento casi no se volvió a probar la leche fresca en España. Desde entonces ya solo es cosa de pijo-progres pseudo-alternativos. Quizás podría considerarse una de las campañas de publicidad más efectivas, junto con la del tetrabrick.
En fin, pues el caso es que parecía que habíamos progresado, que habíamos dado un paso más, que esto nos acercaba un poco más al primer mundo... y a Europa, por supuesto.
Pero que decepción, años después, al llegar a la Gran Bretaña. La gente bebe y bebe leche fresca (y beben MUCHA) y parece que nunca les pasa nada. No se cogen enfermedades terribles, que es lo que a mí se me quedó grabado de aquel anuncio. Ni siquiera alguna cagalera de vez en cuando. O al menos no lo dicen... o al gobierno no le importa. ¿Por qué?, ¿dónde está el fallo: en ellos o en nosotros?, ¿somos nosotros muy exagerados o es que los británicos son unos inconscientes?, ¿y qué pasa en el resto de Europa?, ¿será ésta una de esas cuestiones que responden más a razones antropológicas o sociológicas que a las estrictamente nutricionales y sanitarias?
Lo que me lleva a otra reflexión: ¿Por qué cuando compras un paquete de carne en el Reino Unido le ponen la banderita de turno -ya sea la Union Jack, o la escocesa, la inglesa, la galesa o la irlandesa- para demostrar que es garantía de calidad?, ¿es que ya nadie se acuerda de las "vacas locas"?, ¿por qué ese orgullo patrio en los alimentos?, ¿y cuánto pesan los motivos económicos?
Quizás no sea demasiado relevante, pero los productos que se venden en un supermercado nos pueden hacer grandes revelaciones sobre la cultura, los usos y y las costumbres de un pueblo.
Otro de los grandes referentes, probablemente, sea la televisión.
Hagamos un repaso histórico para memorias jóvenes como la mía: Yo recuerdo que cuando era una cría (debía tener menos de diez años, seguro) hubo una temporada en la que no hacía más que repetirse por la televisión un anuncio sobre los beneficios de beber leche pasteurizada. Aunque no estoy segura de ello creo que era un anuncio institucional, algo así como el "Póntelo, pónselo" de los condones; un anuncio de un estilo muy propio de los gobiernos socialistas. Lo que mejor recuerdo de dicho anuncio es precisamente el mensaje: para no coger enfermedades terribles y tener buena salud, usted ha de beber siempre leche pasteurizada. Y caló, porque a partir de ese momento casi no se volvió a probar la leche fresca en España. Desde entonces ya solo es cosa de pijo-progres pseudo-alternativos. Quizás podría considerarse una de las campañas de publicidad más efectivas, junto con la del tetrabrick.
En fin, pues el caso es que parecía que habíamos progresado, que habíamos dado un paso más, que esto nos acercaba un poco más al primer mundo... y a Europa, por supuesto.
Pero que decepción, años después, al llegar a la Gran Bretaña. La gente bebe y bebe leche fresca (y beben MUCHA) y parece que nunca les pasa nada. No se cogen enfermedades terribles, que es lo que a mí se me quedó grabado de aquel anuncio. Ni siquiera alguna cagalera de vez en cuando. O al menos no lo dicen... o al gobierno no le importa. ¿Por qué?, ¿dónde está el fallo: en ellos o en nosotros?, ¿somos nosotros muy exagerados o es que los británicos son unos inconscientes?, ¿y qué pasa en el resto de Europa?, ¿será ésta una de esas cuestiones que responden más a razones antropológicas o sociológicas que a las estrictamente nutricionales y sanitarias?
Lo que me lleva a otra reflexión: ¿Por qué cuando compras un paquete de carne en el Reino Unido le ponen la banderita de turno -ya sea la Union Jack, o la escocesa, la inglesa, la galesa o la irlandesa- para demostrar que es garantía de calidad?, ¿es que ya nadie se acuerda de las "vacas locas"?, ¿por qué ese orgullo patrio en los alimentos?, ¿y cuánto pesan los motivos económicos?
Quizás no sea demasiado relevante, pero los productos que se venden en un supermercado nos pueden hacer grandes revelaciones sobre la cultura, los usos y y las costumbres de un pueblo.
Otro de los grandes referentes, probablemente, sea la televisión.
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