El vídeo me lo ha pasado mi amiga la de "McGyver y los Vascos". Que luego se enfada si no la cito... ;-P
martes, 28 de octubre de 2008
martes, 21 de octubre de 2008
La fascinante historia de la "Vida de Pi"
Estando en Edimburgo me compré un libro que no sabía muy bien de qué trataba pero que estaba de oferta: "Life of Pi", del canadiense Yann Martel, publicado por la editorial escocesa Cannongate. Lo único que sabía es lo que decía el resumen de la contraportada: "Después del trágico hundimiento de un barco de carga, un único bote salvavidas permanece solitario balanceándose en medio del salvaje y azul océano Pacífico. Los únicos supervivientes del naufragio son un chico de 16 años llamado Pi, una hiena, una cebra (que tiene una pata rota), una hembra de orangután... y un tigre de Bengala de 450 libras."
Pues bien, resulta que lo que parecía ser simplemente un extraño libro de aventuras y naufragios ha resultados ser algo más trascendental. Por lo visto es un libro que ha cosechado éxito de crítica y que hasta ha sido galardonado con el premio Booker (al menos eso pone en mi edición), por lo que yo me preguntaba, mientras lo leía, que a qué venía tanta escandalera si tampoco era para tanto. No dejaba de ser una historia más de robinsoncrusoes donde uno se no deja de maravillarse de hasta dónde puede llegar el ingenio humano, pero nada más. Quizás porque el ingrediente extra era que en teoría te hacía reflexionar sobre la idea de Dios y lo que son las religiones y yo no lo encontraba. Pero no. Pensé entonces que sería porque había muchas veces que me perdía leyéndolo, al no tener yo vocabulario suficiente en inglés, y se me debía estar escapando la absoluta genialidad de la historia.
Pero tampoco. Lo que hace extraordinario a este libro es su sorprendente, absolutamente inesperado y conmovedor final. El autor juega con nosotros durante toda la historia para finalmente mostrarnos, en las últimas páginas, sus verdaderas cartas... y el as aparece justo cuando menos se lo espera uno. Entonces la historia cobra sentido, todo cobra sentido. Y es entonces y sólo entonces cuando de verdad se nos muestra lo más importante, lo que lo hace diferente de otros libros de naufragios.
De momento eso es todo lo que tengo que decir sobre esta joyita de la literatura. No obstante, no me gustaría cerrar esta entrada sin añadir una cosita más, un pequeño deseo final:
Por favor, no se olviden nunca de Richard Parker.
Pues bien, resulta que lo que parecía ser simplemente un extraño libro de aventuras y naufragios ha resultados ser algo más trascendental. Por lo visto es un libro que ha cosechado éxito de crítica y que hasta ha sido galardonado con el premio Booker (al menos eso pone en mi edición), por lo que yo me preguntaba, mientras lo leía, que a qué venía tanta escandalera si tampoco era para tanto. No dejaba de ser una historia más de robinsoncrusoes donde uno se no deja de maravillarse de hasta dónde puede llegar el ingenio humano, pero nada más. Quizás porque el ingrediente extra era que en teoría te hacía reflexionar sobre la idea de Dios y lo que son las religiones y yo no lo encontraba. Pero no. Pensé entonces que sería porque había muchas veces que me perdía leyéndolo, al no tener yo vocabulario suficiente en inglés, y se me debía estar escapando la absoluta genialidad de la historia.
Pero tampoco. Lo que hace extraordinario a este libro es su sorprendente, absolutamente inesperado y conmovedor final. El autor juega con nosotros durante toda la historia para finalmente mostrarnos, en las últimas páginas, sus verdaderas cartas... y el as aparece justo cuando menos se lo espera uno. Entonces la historia cobra sentido, todo cobra sentido. Y es entonces y sólo entonces cuando de verdad se nos muestra lo más importante, lo que lo hace diferente de otros libros de naufragios.
De momento eso es todo lo que tengo que decir sobre esta joyita de la literatura. No obstante, no me gustaría cerrar esta entrada sin añadir una cosita más, un pequeño deseo final:
Por favor, no se olviden nunca de Richard Parker.
jueves, 16 de octubre de 2008
Rosa vs Fucsia
Es extraño. Recuerdo haber odiado de toda la vida el color rosa. Desde que era bien pequeña y sin ninguna razón aparente (no creo que a tan temprana edad tuviera ideas feministas ni nada parecido). Siempre me ha parecido un color de lo más cursi y prefería el azul de los niños. Paradójicamente, también desde siempre me ha encantado el morado, que viene a ser más o menos lo mismo que el rosa. O al menos entraría en el equipo de los "colores demasiado cantosos a la par que cursis". No obstante, por fin estoy empezando a superar esa especie de odio irracional hacia el rosa y ahora tengo algunas prendas de ese color en mi armario -aunque eso sí, se pueden contar con los dedos de una mano- y no solo eso... ¡hasta tengo un blog con el fondo rosa!
Bueno, quizás porque no es exactamente rosa, sino más bien fucsia, y por algún otro motivo aún más extraño el fucsia siempre me ha gustado. Quizás por ser el hermano antagónico del color más pastelero y ñoño de la naturaleza.¿Somos raros los humanos, verdad?
martes, 14 de octubre de 2008
Los Madrileños Valientes
Quién lo diría, pero en mis últimos meses en Edimburgo llegué a olvidar muchas de las realidades cotidianas de España. Había olvidado, entre otras cosas, lo que era indignarme sobremanera al escuchar ciertas noticias; había olvidado lo que me enganchaban ciertos programas de la "caja tonta" y había olvidado, sobre todo, ese engendro panfletario materializado en televisión llamado Telemadrid.
Hoy, después de muuuuuucho tiempo, he conseguido quedarme viendo un programa de producción propia de esta cadena (¡y sin tocar el mando!) durante unos... 20 minutos. Y el programa en cuestión apunta maneras (y por todo lo alto). Su título es "2 de Mayo, la Libertad de una Nación".
Mi primera reflexión es: hay que ver lo que le gusta al facherío español utilizar la palabra "libertad" para todo; si es que la van a borrar del diccionario de tanto usarla.
Pero aparte de esto, el nombre se las trae. Pero vamos a ver, ¿es que los méritos de la supuesta libertad son solo de los madrileños?, ¿es que acaso el resto de los españoles no lucharon?, no tan fervientemente ni con tanto éxito, según parece. O sea que... que sepáis molesta gentuza cateta de provincias que la libertad y la independencia de España nos la debéis exclusivamente a nosotros, a los madrileños; que el 2 de mayo nos levantamos en armas y nos sublevamos valientemente contra los terribles franceses. Y no como vosotros, cobardes. Que lo dice Telemadrid.
Por otra parte, la cantidad de veces que, mientras se pasa la cabecera, la voz en off de la actriz María Garralón (sí, la del famoso "para dentro, Romerales" -que, por cierto, "Romerales" también sale-) salía diciendo cosas del tipo "los españoles luchamos por nuestra libertad" y "los españoles amábamos porque el amor del español es [...] " ha hecho que ya antes de empezar el capítulo se me revolvieran los intestinos.
Por no hablar de cómo salen los franceses de, no mal, sino fatalmente mal parados en la serie: Para empezar, en el resumen del capítulo anterior salían dos niños en una escuela en donde los educan bajo la terrible doctrina gabacha, haciendo alarde de orgulloso patriotismo: "¡pero no son españoles!" o algo así gritaban. Pero nada más empezar la primera escena -o la segunda- nos encontramos con una costurera-jefa francesa que no hace más que realizar comentarios ofensivos y llenos de sorna a sus pobres empleadas, españolísimas ellas.
Si esto realmente fue así, pobre Larra... no me extraña que le llamaran "afrancesado". Y todo por tener un mínimo de nivel intelectual e ideas "poco patriotas". Desde luego, razones tenía para suicidarse.
También salen dos bandoleros que hablan con acento andaluz... súper madrileño todo, vamos. En tres capítulos más les harán quitarse las patillas, corregir el deje, bailar chotis, vender barquillos en la Puerta del Sol y ya serán aptos para ser fusilados el 3 de mayo como buenos matritenses.
Por no decir que la serie en sí no es otra cosa que un tostón de culebrón donde las buenas interpretaciones brillan por su ausencia. Y a los dos niños dan ganas de pegarles un buen soplamocos, por repelentes.
Eso sí, el vestuario está curradísimo.
No sé si tendré agallas de enfrentarme de nuevo a esta maravilla de la creación artística que emite nuestra querida televisión autonómica. La verdad es que cada día consiguen superarse a sí mismos.
Yo, por mi parte, opino como mi padre (y parece que esto también lo decía el suyo): más nos habría valido, por nuestro propio bien, que nos hubieran conquistado los franceses.
Hoy, después de muuuuuucho tiempo, he conseguido quedarme viendo un programa de producción propia de esta cadena (¡y sin tocar el mando!) durante unos... 20 minutos. Y el programa en cuestión apunta maneras (y por todo lo alto). Su título es "2 de Mayo, la Libertad de una Nación".
Mi primera reflexión es: hay que ver lo que le gusta al facherío español utilizar la palabra "libertad" para todo; si es que la van a borrar del diccionario de tanto usarla.
Pero aparte de esto, el nombre se las trae. Pero vamos a ver, ¿es que los méritos de la supuesta libertad son solo de los madrileños?, ¿es que acaso el resto de los españoles no lucharon?, no tan fervientemente ni con tanto éxito, según parece. O sea que... que sepáis molesta gentuza cateta de provincias que la libertad y la independencia de España nos la debéis exclusivamente a nosotros, a los madrileños; que el 2 de mayo nos levantamos en armas y nos sublevamos valientemente contra los terribles franceses. Y no como vosotros, cobardes. Que lo dice Telemadrid.
Por otra parte, la cantidad de veces que, mientras se pasa la cabecera, la voz en off de la actriz María Garralón (sí, la del famoso "para dentro, Romerales" -que, por cierto, "Romerales" también sale-) salía diciendo cosas del tipo "los españoles luchamos por nuestra libertad" y "los españoles amábamos porque el amor del español es [...] " ha hecho que ya antes de empezar el capítulo se me revolvieran los intestinos.
Por no hablar de cómo salen los franceses de, no mal, sino fatalmente mal parados en la serie: Para empezar, en el resumen del capítulo anterior salían dos niños en una escuela en donde los educan bajo la terrible doctrina gabacha, haciendo alarde de orgulloso patriotismo: "¡pero no son españoles!" o algo así gritaban. Pero nada más empezar la primera escena -o la segunda- nos encontramos con una costurera-jefa francesa que no hace más que realizar comentarios ofensivos y llenos de sorna a sus pobres empleadas, españolísimas ellas.
Si esto realmente fue así, pobre Larra... no me extraña que le llamaran "afrancesado". Y todo por tener un mínimo de nivel intelectual e ideas "poco patriotas". Desde luego, razones tenía para suicidarse.
También salen dos bandoleros que hablan con acento andaluz... súper madrileño todo, vamos. En tres capítulos más les harán quitarse las patillas, corregir el deje, bailar chotis, vender barquillos en la Puerta del Sol y ya serán aptos para ser fusilados el 3 de mayo como buenos matritenses.
Por no decir que la serie en sí no es otra cosa que un tostón de culebrón donde las buenas interpretaciones brillan por su ausencia. Y a los dos niños dan ganas de pegarles un buen soplamocos, por repelentes.
Eso sí, el vestuario está curradísimo.
No sé si tendré agallas de enfrentarme de nuevo a esta maravilla de la creación artística que emite nuestra querida televisión autonómica. La verdad es que cada día consiguen superarse a sí mismos.
Yo, por mi parte, opino como mi padre (y parece que esto también lo decía el suyo): más nos habría valido, por nuestro propio bien, que nos hubieran conquistado los franceses.
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jueves, 9 de octubre de 2008
Ego y Sexo
Esta mañana, en un momento de egocentrismo que me ha venido de golpe, he hecho algo muy poco original: buscar mi nombre en el Google.
Pensaba que, tras mi reciente (y en aumento) presencia en Internet, podrían salir unas cuantas entradas sobre mí o sobre lo que he escrito más allá de este o aquel manifiesto de los que uno suele firmar a favor de las focas monje. Craso error. Efectivamente, salgo en las primeras entradas. Bien para mi Ego. Sin embargo, hacia mitad de la primera página de resultados ya empiezan a verse llamadas al sexo cibernético con mi nombre, que no es que sea "María" o "Ana" pero ciertamente es bastante común.
Me da mucha rabia. Si yo fuera hombre y me diera por introducir mi nombre en la barra de navegación del Google, probablemente no saldría todo este molesto -e indignante- spam; pero como soy mujer, he de contemplar como el hecho de llevar un nombre femenino ya me hace estar relacionada con el cibersexo. Precioso, ¿verdad?
Qué sociedad más triste.
Pensaba que, tras mi reciente (y en aumento) presencia en Internet, podrían salir unas cuantas entradas sobre mí o sobre lo que he escrito más allá de este o aquel manifiesto de los que uno suele firmar a favor de las focas monje. Craso error. Efectivamente, salgo en las primeras entradas. Bien para mi Ego. Sin embargo, hacia mitad de la primera página de resultados ya empiezan a verse llamadas al sexo cibernético con mi nombre, que no es que sea "María" o "Ana" pero ciertamente es bastante común.
Me da mucha rabia. Si yo fuera hombre y me diera por introducir mi nombre en la barra de navegación del Google, probablemente no saldría todo este molesto -e indignante- spam; pero como soy mujer, he de contemplar como el hecho de llevar un nombre femenino ya me hace estar relacionada con el cibersexo. Precioso, ¿verdad?
Qué sociedad más triste.
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