Estando en Edimburgo me compré un libro que no sabía muy bien de qué trataba pero que estaba de oferta: "Life of Pi", del canadiense Yann Martel, publicado por la editorial escocesa Cannongate. Lo único que sabía es lo que decía el resumen de la contraportada: "Después del trágico hundimiento de un barco de carga, un único bote salvavidas permanece solitario balanceándose en medio del salvaje y azul océano Pacífico. Los únicos supervivientes del naufragio son un chico de 16 años llamado Pi, una hiena, una cebra (que tiene una pata rota), una hembra de orangután... y un tigre de Bengala de 450 libras."
Pues bien, resulta que lo que parecía ser simplemente un extraño libro de aventuras y naufragios ha resultados ser algo más trascendental. Por lo visto es un libro que ha cosechado éxito de crítica y que hasta ha sido galardonado con el premio Booker (al menos eso pone en mi edición), por lo que yo me preguntaba, mientras lo leía, que a qué venía tanta escandalera si tampoco era para tanto. No dejaba de ser una historia más de robinsoncrusoes donde uno se no deja de maravillarse de hasta dónde puede llegar el ingenio humano, pero nada más. Quizás porque el ingrediente extra era que en teoría te hacía reflexionar sobre la idea de Dios y lo que son las religiones y yo no lo encontraba. Pero no. Pensé entonces que sería porque había muchas veces que me perdía leyéndolo, al no tener yo vocabulario suficiente en inglés, y se me debía estar escapando la absoluta genialidad de la historia.
Pero tampoco. Lo que hace extraordinario a este libro es su sorprendente, absolutamente inesperado y conmovedor final. El autor juega con nosotros durante toda la historia para finalmente mostrarnos, en las últimas páginas, sus verdaderas cartas... y el as aparece justo cuando menos se lo espera uno. Entonces la historia cobra sentido, todo cobra sentido. Y es entonces y sólo entonces cuando de verdad se nos muestra lo más importante, lo que lo hace diferente de otros libros de naufragios.
De momento eso es todo lo que tengo que decir sobre esta joyita de la literatura. No obstante, no me gustaría cerrar esta entrada sin añadir una cosita más, un pequeño deseo final:
Por favor, no se olviden nunca de Richard Parker.
Pues bien, resulta que lo que parecía ser simplemente un extraño libro de aventuras y naufragios ha resultados ser algo más trascendental. Por lo visto es un libro que ha cosechado éxito de crítica y que hasta ha sido galardonado con el premio Booker (al menos eso pone en mi edición), por lo que yo me preguntaba, mientras lo leía, que a qué venía tanta escandalera si tampoco era para tanto. No dejaba de ser una historia más de robinsoncrusoes donde uno se no deja de maravillarse de hasta dónde puede llegar el ingenio humano, pero nada más. Quizás porque el ingrediente extra era que en teoría te hacía reflexionar sobre la idea de Dios y lo que son las religiones y yo no lo encontraba. Pero no. Pensé entonces que sería porque había muchas veces que me perdía leyéndolo, al no tener yo vocabulario suficiente en inglés, y se me debía estar escapando la absoluta genialidad de la historia.
Pero tampoco. Lo que hace extraordinario a este libro es su sorprendente, absolutamente inesperado y conmovedor final. El autor juega con nosotros durante toda la historia para finalmente mostrarnos, en las últimas páginas, sus verdaderas cartas... y el as aparece justo cuando menos se lo espera uno. Entonces la historia cobra sentido, todo cobra sentido. Y es entonces y sólo entonces cuando de verdad se nos muestra lo más importante, lo que lo hace diferente de otros libros de naufragios.
De momento eso es todo lo que tengo que decir sobre esta joyita de la literatura. No obstante, no me gustaría cerrar esta entrada sin añadir una cosita más, un pequeño deseo final:
Por favor, no se olviden nunca de Richard Parker.
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