Cuando Barack Obama ganó las elecciones el pasado noviembre, redacté una entrada en este blog titulada "Obama no es negro" en la que expresaba por qué, a mi parecer, el color de la piel del actual presidente de EE.UU. en realidad no suponía ningún avance demasiado significativo para lograr la plena igualdad racial en dicho país. Según explicaba en la entrada, decía:
"Un mulato es tan negro como blanco. De hecho, yo diría que en este caso el susodicho es más blanco que de color, pues ha tenido más oportunidades en la vida que las del negro medio americano. Ni siquiera tiene los mismos antepasados que los de sus conciudadanos".
Pues bien, ahora, diez meses después he de reconocer que estaba equivocada.
No es que no siga pensando que es tan negro como blanco o que sí haya tenido más oportunidades que la mayoría de sus compatriotas de raíces africanas. Ingenua de mí, hasta hace poco creía -o quería creer- que la generalidad de los estadounidenses había superado su fractura racial; no obstante, tras la polémica surgida a raíz del arresto de un profesor negro de universidad y las consiguientes declaraciones de Obama, la situación se está caldeando de una manera sorprendente y desoladora. ¿Tanto molestan los negros? Al fin y al cabo, no tienen la culpa de que a sus ascendentes les obligaran a abandonar las tierras de su África natal para traerlos como esclavos a un Nuevo Mundo al que parece que, encima, han tenido que pedir perdón por estorbar con su presencia.
Es cierto que el hecho de no haber estado nunca en EE.UU. hace que diste mucho de tener un verdadero conocimiento de la cultura de este país y de cómo respira su sociedad. Pero creo que precisamente por ese juicio sosegado que nos suele conferir la distancia, puedo afirmar que, visto lo visto, el pueblo americano es racista. Queramos o no reconocerlo, todos los pueblos somos racistas; sin embargo, parece que ellos lo son más. O sino, no se entiende cómo puede entrar la policía en casa de un reputado profesor de la Universidad de Harvard (en inglés "professor", que es más que un simple profesor) y lo arreste sin pruebas que refuten su culpabilidad, tan solo porque una vecina lo ha denunciado. ¿Quizás porque el susodicho profesor era de color? De color negro, claro está... no va a ser de color blanco.
Según El País (24 de julio de 2009) y otros diarios, Henry Gates, que es como se llama el Professor, "había sido denunciado por una vecina que vio a dos 'sospechosos' afroamericanos forzando la puerta de una vivienda. Gates regresaba de un viaje, se había olvidado las llaves y junto a un amigo logró forzar la entrada. La policía llegó cuando Gates ya estaba dentro y a pesar de que pudo probar que ese era su hogar, el profesor fue detenido por 'perturbar el orden', ya que se resistió al arresto". O sea, te entran en tu casa sin motivo alguno y encima no puedes decir ni mú a riesgo de que te arresten por resistirte a las fuerzas del orden.
Por el contrario, no sorprende tanto que se hayan levantado las iras de la policía local que detuvo al profesor, así como las de muchas otras personas, tras las declaraciones de Obama. Existen, creo yo, dos razones: Una, que no deja de ser excesivo que un presidente de una nación se entrometa de esa manera y con esas formas en los asuntos internos de un cuerpo de seguirdad de ámbito local; y dos, que las verdades escuecen. Es cierto que Obama se pasó de la raya con sus declaraciones... como también es cierto que dijo verdades como puños cuando tildó de "estúpido" el comportamiento de la policía de Harvard (Massachussetts) y cuando reconoció que la raza seguía siendo un factor discriminatorio importante, tanto para los negros como para los latinos.
Por esto digo yo que estaba equivocada cuando expresé mi escepticismo ante la elección de Obama por no haber vivido en circunstancias similares a las de otros miembros de su raza, pues está visto que el simple hecho de que un mestizo de culaquier tipo -independientemente de si procede de una clase social alta- pueda llegar a un puesto de tal calibre en un país como EE.UU. es toda una hazaña.
Por otra parte, no entiendo qué tipo de "debate racial" (según titula el mismo periódico) cabe en cualquier sociedad moderna en la época en la que estamos: ¿No han quedado atrás los prejuicios sobre los "porch monkeys" (como antes se denominaba despectivamente al estereotipo del negro sentado en el porche de su casa)?, ¿no ha quedado atrás la complacencia hacia el Ku Kux Klan?, ¿no han quedado atrás los tiempos en los que los negros se tenían que sentar en la parte trasera del autobús para no molestar a los blancos?, ¿no ha dejado de ser el negro simpático y simplón el primero que muere en la película?, ¿no se supone que todo esto ya estaba superado? Entonces, ¿por qué hay debate?, ¿qué debate? Hay debate simplemente porque, aunque muchos quisiéramos pensar lo contrario, la situación actual está muy lejos de ser normal. Y ese es el quid de la cuestión: que la situación racial no está normalizada.
"Un mulato es tan negro como blanco. De hecho, yo diría que en este caso el susodicho es más blanco que de color, pues ha tenido más oportunidades en la vida que las del negro medio americano. Ni siquiera tiene los mismos antepasados que los de sus conciudadanos".
Pues bien, ahora, diez meses después he de reconocer que estaba equivocada.
No es que no siga pensando que es tan negro como blanco o que sí haya tenido más oportunidades que la mayoría de sus compatriotas de raíces africanas. Ingenua de mí, hasta hace poco creía -o quería creer- que la generalidad de los estadounidenses había superado su fractura racial; no obstante, tras la polémica surgida a raíz del arresto de un profesor negro de universidad y las consiguientes declaraciones de Obama, la situación se está caldeando de una manera sorprendente y desoladora. ¿Tanto molestan los negros? Al fin y al cabo, no tienen la culpa de que a sus ascendentes les obligaran a abandonar las tierras de su África natal para traerlos como esclavos a un Nuevo Mundo al que parece que, encima, han tenido que pedir perdón por estorbar con su presencia.
Es cierto que el hecho de no haber estado nunca en EE.UU. hace que diste mucho de tener un verdadero conocimiento de la cultura de este país y de cómo respira su sociedad. Pero creo que precisamente por ese juicio sosegado que nos suele conferir la distancia, puedo afirmar que, visto lo visto, el pueblo americano es racista. Queramos o no reconocerlo, todos los pueblos somos racistas; sin embargo, parece que ellos lo son más. O sino, no se entiende cómo puede entrar la policía en casa de un reputado profesor de la Universidad de Harvard (en inglés "professor", que es más que un simple profesor) y lo arreste sin pruebas que refuten su culpabilidad, tan solo porque una vecina lo ha denunciado. ¿Quizás porque el susodicho profesor era de color? De color negro, claro está... no va a ser de color blanco.
Según El País (24 de julio de 2009) y otros diarios, Henry Gates, que es como se llama el Professor, "había sido denunciado por una vecina que vio a dos 'sospechosos' afroamericanos forzando la puerta de una vivienda. Gates regresaba de un viaje, se había olvidado las llaves y junto a un amigo logró forzar la entrada. La policía llegó cuando Gates ya estaba dentro y a pesar de que pudo probar que ese era su hogar, el profesor fue detenido por 'perturbar el orden', ya que se resistió al arresto". O sea, te entran en tu casa sin motivo alguno y encima no puedes decir ni mú a riesgo de que te arresten por resistirte a las fuerzas del orden.
Por el contrario, no sorprende tanto que se hayan levantado las iras de la policía local que detuvo al profesor, así como las de muchas otras personas, tras las declaraciones de Obama. Existen, creo yo, dos razones: Una, que no deja de ser excesivo que un presidente de una nación se entrometa de esa manera y con esas formas en los asuntos internos de un cuerpo de seguirdad de ámbito local; y dos, que las verdades escuecen. Es cierto que Obama se pasó de la raya con sus declaraciones... como también es cierto que dijo verdades como puños cuando tildó de "estúpido" el comportamiento de la policía de Harvard (Massachussetts) y cuando reconoció que la raza seguía siendo un factor discriminatorio importante, tanto para los negros como para los latinos.
Por esto digo yo que estaba equivocada cuando expresé mi escepticismo ante la elección de Obama por no haber vivido en circunstancias similares a las de otros miembros de su raza, pues está visto que el simple hecho de que un mestizo de culaquier tipo -independientemente de si procede de una clase social alta- pueda llegar a un puesto de tal calibre en un país como EE.UU. es toda una hazaña.
Por otra parte, no entiendo qué tipo de "debate racial" (según titula el mismo periódico) cabe en cualquier sociedad moderna en la época en la que estamos: ¿No han quedado atrás los prejuicios sobre los "porch monkeys" (como antes se denominaba despectivamente al estereotipo del negro sentado en el porche de su casa)?, ¿no ha quedado atrás la complacencia hacia el Ku Kux Klan?, ¿no han quedado atrás los tiempos en los que los negros se tenían que sentar en la parte trasera del autobús para no molestar a los blancos?, ¿no ha dejado de ser el negro simpático y simplón el primero que muere en la película?, ¿no se supone que todo esto ya estaba superado? Entonces, ¿por qué hay debate?, ¿qué debate? Hay debate simplemente porque, aunque muchos quisiéramos pensar lo contrario, la situación actual está muy lejos de ser normal. Y ese es el quid de la cuestión: que la situación racial no está normalizada.
2 comentarios:
Cielos, Gata!! con lo que me gustó ésa entrada y ahora te me echas para atrás...
Ja,ja,ja... a este paso te gustará el doblaje...
(te leo en casa más despacio)
Besos.
Yo estuve en USA, la primera vez de 16 años y la última vez de 51, y puedo garantizarles que Obama ha sufrido por la verdadera discriminación racial, la que la gente lleva dentro de su cerebro, más que cualquier negro ignorante.
En el Perú tenemos la mezcla racial más increible y yo debo ser, simplificando mucho, 50% nativo sudamericano (indio), 25% negro y 25% blanco. He vivido en carne propia la discriminación en USA, aunque debo reconocer que también he sido tratado inmerecidamente mejor que lo normal por razon de mi raza, lo cual es, en mi opinión, igual de discriminatorio. En base a eso te puedo asegurar, con conocimiento de causa, que no hay negro (o latino, o nativo americano) con cultura, inteligencia y poder (económico o político) en USA que no haya visto su vida condicionada por la situación de la discriminación racial en su país y no tenga una posición clara y militante frente a ella.
Más aún alguien como Obama que tiene el nivel intelectual y cultural como para darse cuenta de lo que le están haciendo y de porqué se lo están haciendo, como para darse cuenta de la injusticia de la realidad socio económica americana, y como para que le hierva la sangre de impotencia.
Pero cuando le hierve la sangre a un negro ignorante es una cosa, y cuando le hierve la sangre a alguien con poder es otra muy distinta.
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