domingo, 25 de octubre de 2009

El precio de la solidaridad

Passeig de Gràcia, Barcelona, Cataluña, España. 11:00 de la mañana del viernes: Un grupo de trabajadores de una conocida ONG se dejan las energías en la calle intentando conseguir personas dispuestas a colaborar para ayudar niños del Tercer Mundo mediante el apadrinamiento: -"Te sale a 0,60€ al día." -afirman; pero a la gente no le interesa. Algunos viandantes, muy pocos, se paran a escuchar la perorata, pero la mayoría pasa de largo. En general, las disculpas de los que frenan se pueden dividir en dos categorías: "ahora no puedo permitírmelo" o "estoy en paro" (los que no se paran, si responden, es para decir "no" o "no tengo tiempo"). En consecuencia, los de la ONG, además de contestar que solo cuesta sesenta céntimos al día, añaden: "¿Cuánto te gastas en tabaco?, ¿y en cerveza?, ¿no crees que si te quitases un poco de los vicios, te llegaría para apadrinar un niño?".
Mal vamos si hay que comenzar con chantajes morales para conseguir unas gotas de solidaridad.

No muy lejos de allí, bien visible en el paisaje urbano aunque, paradójicamente, oculta a todas las miradas de los transeúntes, se encuentra una vagabunda. Cubierta de ropajes viejos, suciedad y hedor, esta representante de la miseria más miserable del mísero Primero Mundo se acerca y les dice: "Como me gustaría poder ayudaros, pero duermo aquí en la calle, entre cartones, y no tengo nada con que ayudar".

Los chicos se miran estupefactos y antes de que consigan abrir la boca, la mendigo, tendiéndoles un periódico que lleva en la mano, añade: "tomad este periódico para que lo puedan usar esos niños. Es lo único que puedo daros".

miércoles, 14 de octubre de 2009

En Barcelona, con pelo nuevo y dos euros menos

Hace una semana llegué a Barcelona para comenzar mi flamante máster en periodismo que va a hacer que me quede sin un riñón, sin un pulmón y sin los higadillos. Pero bueno, de momento no me puedo quejar porque al menos el mes de octubre ya lo tengo pagado, así que todavía no me pueden echar. Esperemos que tal situación de precariedad no se prolongue demasiado en el tiempo.

Pero no esto no es de lo que quería hablar. Lo que quería comentarles, queridos lectores, es que el otro día fui a una peluquería en Madrid perteneciente a una conocida cadena de estética y me estafaron. Vale que no me costó mucho, pero a mí lo que realmente me fastidia es que te presenten un engañabobos por anuncio: Según la lista de precios colgada a la entrada, "lavar + cortar" cuesta 9,99€. ¿No es caro, verdad?, ¿qué más dará un euro arriba que un euro abajo, entonces? Pues NO DA IGUAL. No da igual porque no es de recibo es que te anuncien un precio y luego te cobren otro, aunque la diferencia radique en dos miserables euros.

Veamos el ejemplo:
Efectivamente, apreciados lectores, como ustedes pueden comprobar los dos euros de diferencia se corresponden con... ¡¡¡el precio del champú!!!, ¡el precio del champú no estaba incluido en el precio! Entonces, ¿cómo se supone que te tienen que lavar el pelo?, ¿¿¿CON AGUA???

Grrr...

domingo, 11 de octubre de 2009

Juventud bolchevique.